11/06/2013

Excarcelantes


   Así llama Miguel Espinosa en Escuela de mandarines a una serie de personajes cuya substancia estriba en oponerse a cualquier forma de poder, encarnación del mal. Dionisio Kinós y Lamuro son los principales representantes de esta heterodoxia. Lamuro se decanta por la lucha teórica y práctica mientras Dionisio se inclina por vivir en un sentido más pagano y sensual. Se diría que en el primero alienta la idea de libertad y en el segundo la experiencia de la alegría. Lejos de contradecirse, se complementan; la Sistemática Pugna no es posible sin ambos.
   Es díficil encontrar hoy a alguien ejerciendo esta filosofía. No obstante, uno sospecha que cierto sector de la judicatura parece haber enveredado por esa senda, imputando a los hijos de puta a pesar de todo y dictando autos como los que estos días han excarcelado tras casi 30 años a dos abominables etarras en justo cumplimiento de lo resuelto por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos según las leyes que les condenaron (como es natural cuando las posteriores resultan más severas).
   Infelizmente, hace milenios que se impuso la gobernación, de manera que nuestro fracaso es seguro. Pero si todavía aspiramos a la libertad y la alegría, debemos defender a estos jueces. Aun aplicando las leyes que el poder, gracias a sus votos incontables, pergeña, son los únicos capaces de atajar sus desmanes. Nosotros, sólo con omisiones podemos: no votándoles.

Publicado en La Opinión de Murcia, 31/10/2013.

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