8/19/2012

La otra parte, de Alfred Kubin


  Como señala Paco Jarauta en el prólogo a la presente edición, esta novela es “el sueño de un mago poderoso”. Alfred Kubin, nacido en Bohemia en 1877, pintor y dibujante cuya obra gráfica había alcanzado reconocimiento en los círculos expresionistas de la época, -destacándose por sus ilustraciones para los libros de Nerval o Strindberg, entre otros-, sufre una honda crisis depresiva a la muerte de su padre y, tras emprender un viaje a Italia que no logra reconciliarlo con su trabajo, “para buscar alivio”, según cuenta en su Autobiografía, comienza “a imaginar una historia fantástica y a anotar su trama”. Pero las ideas se agolpan en su cabeza, obligándole día y noche a escribir, de forma que en doce semanas concluye la redacción de La otra parte.
  El protagonista del relato, un joven artista cuyo nombre no llegamos a conocer, recibe de Claus Patera, antiguo camarada escolar, una extraña invitación para acudir con su esposa a un misterioso lugar situado en un punto impreciso del continente asiático, el cual constituye el “refugio para los descontentos con la cultura moderna”. A la invitación, Patera acompaña una cuantiosa suma de dinero, de manera que el matrimonio no tarda en decidirse y aceptar. A partir de ahí, asistimos al relato vívido y minucioso del descubrimiento del Reino de los Sueños, y de Perla, su capital, ciudadela donde Patera ha invertido su inmensa fortuna, reconstruyéndola siguiendo un plan rígido y peculiar: a base de viejas edificaciones y antigüedades traídas de todo el orbe, guiado por “una profunda aversión (...) contra todo lo que guarde relación con cualquier forma de progreso”. Los escogidos habitantes de tan extravagante país, invariablemente marcados por alguna tara o rareza, viven bajo el influjo de un poderoso hechizo, en un mundo donde sólo la ilusión es real, ajenos al exterior y sometidos a los inescrutables designios de El Amo. La utopía está lejos de resultar halagüeña. El joven dibujante innominado da cuenta con pavor del desquiciamiento creciente que reina en Perla, y de cómo él mismo se ve envuelto, atrapado por su locura. La vorágine de episodios infernales se precipita en un apocalipsis de destrucción y muerte. El narrador, como Dante, no puede más que describir el derrumbe con prodigiosa plasticidad, tratando de rescatar la poesía del miserable abandono y lo incomprensible hasta que, finalmente, el Reino de los Sueños es aniquilado.
  La otra parte es el desmoronamiento de una ilusión y una indagación en el vacío, en lo desconocido, en lo que ni siquiera tiene nombre. Kubin la escribió empujado por un arrebato de creatividad que escapaba a su total comprensión. Cruzó esa línea para arrojar sobre su época una luz que tal vez sólo ahora comprendemos.

[Alfred Kubin, La otra parte. Traducida por Juan José del Solar, Ed. Minotauro, 2003.]

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